Un síntoma muy frecuente

El «ojo rojo» define una serie de situaciones en las que, debido a diferentes causas, el ojo reacciona a infecciones, inflamaciones, tóxicos o incluso a enfermedades sistémicas poniéndose rojo, muchas veces con dolor, picor, sensación de quemazón e incluso pérdida visual. La conjuntiva es la capa del ojo que cubre la esclerótica, la parte blanca, y reacciona ante cualquier agresión dilatando sus vasos.

No siempre es conjuntivitis

Aunque se tiende a pensar que todo ojo rojo es por conjuntivitis infecciosa, existen muchas otras condiciones que lo causan con frecuencia, como el ojo seco o las blefaritis.

Las conjuntivitis infecciosas pueden ser de tipo viral o bactariano, son sumamente contagiosas y para evitar su propagación deben mantnerse las manos limpias y cuidar el contacto con secreciones oculares o nasales.

Las conjuntivitis alérgicas también son habituales, en especial en primavera, y se caracterizan por el picor intenso y la hinchazón de los ojos.

Las lesiones de la córnea también causan ojo rojo: queratitis, erosiones o úlceras. Muchas veces media el uso de lentillas en estos casos.

La mala función de las glándulas de Meibomio de los párpados se denomina blefaritis y es una frecuentísima causa de ojo rojo, ojo seco y molestias oculares cotidianas.

Por último, las uveítis son un conjunto de inflamaciones internas del ojo que causan enrojecimiento, dolor y mucha molestia con la luz. Deben ser diagnosticadas y tratadas correctamente pues en ocasiones se relacionan con enfermedades sistémicas.